El embarazo y sus síntomas

A partir del cuarto mes ya tu cuerpo se irá adaptando y la mayoría de las molestias desaparecerán.

Conoce cuáles son algunos de los síntomas que puedes experimentar durante el embarazo. 

Sensibilidad a los olores

Cuando estás embarazada, puedes experimentar una sensibilidad mayor a los olores fuertes, como el del humo del cigarrillo o ciertos alimentos que pueden causarte náuseas y vómitos. Incluso puedes perder el deseo de comer ciertos alimentos, pero no te preocupes, sustituye los alimentos que no deseas comer por otros del mismo grupo alimenticio. 

En ocasiones pueden darte ganas de comer algunas cosas que no son alimentos, como la tierra. Si esto sucede, consulta a tu médico, ya que podrías estar padeciendo una deficiencia nutricional.

Ausencia de período menstrual

La menstruación es un signo de que el útero no necesita de la mucosa uterina que prepara para recibir el óvulo fecundado. ¡La ausencia del período puede significar que la fecundación ya se ha producido!

Cambios en los senos, hinchazón o sensibilidad 

En las primeras semanas tus senos pueden aumentar de tamaño, estar más sensibles o sentir un dolor leve. Además, tus areolas pueden agrandarse y oscurecerse, o surgir pequeñas erupciones que se ven como punticos en tus pezones.

Los altos niveles de progesterona pueden hacer que sientas los pechos pesados y tensos con cosquilleos o punzadas. Incluso, los pezones podrían ponerse más oscuros de lo normal, y las venas cercanas pueden agrandarse. 

A medida que crezcan, usa un buen brasier o top con tiras anchas. Además, debes empezar a usar protectores mamarios, ya que el calostro empieza a producirse después del tercer mes de embarazo.

Náuseas matutinas

Uno de los síntomas más comunes en el primer trimestre son las náuseas. No todas las mujeres las sienten, pero sí la mayoría. Pueden aparecer en cualquier momento del día, aunque son más habituales las náuseas matutinas después de un largo ayuno.

Te recomendamos tener comidas pequeñas y frecuentes, y evitar los alimentos grasosos. Con el tiempo también irás detectando cuáles olores o alimentos son los que te generan intolerancia.

Podrías presentar náuseas y vómitos, principalmente en las mañanas. Esto se debe a los altos niveles de la hormona gonadotropina coriónica, la mayor cantidad de ácidos estomacales y el aumento de la sensibilidad hacia los olores.

Ya en el cuarto mes del embarazo tienden a desaparecer las náuseas, pues los niveles de la hormona que las producen disminuyen. Si luego de este tiempo las náuseas continúan, te recomendamos consultar con tu médico de confianza. 

¿Cómo puedes prevenir las náuseas?

1. Desde el momento en que te despiertes, es bueno que comas galletas saladas o de arroz inflado, de esta manera elevas el nivel de azúcar en tu sangre antes de levantarte.

2. Descansa muy bien, trata de no acalorarte ni sudar demasiado.

3. Preferiblemente haz de 5 a 6 comidas pequeñas al día, en vez de hacer 3 abundantes. *Evita alimentos picantes o con mucha grasa.

Si ya has empezado a sentir náuseas, sigue estos consejos:

1. Respira lentamente, inhala por la nariz y exhala por la boca.

2. Coge un limón o cubitos de hielo y chúpalos o mastícalos.

3. Añade jengibre rallado a los vegetales o alimentos.

Cansancio y sueño en el embarazo

Tu cuerpo en este período está viviendo grandes cambios, tanto físicos como emocionales, lo que hace que haya mayor consumo de energía. Por lo tanto, es normal que sientas más cansancio y sueño de lo normal. La mejor solución es descansar siempre que puedas. Cualquier momento es bueno para tomar una siesta. Una alimentación sana y el ejercicio moderado también contribuyen a elevar el nivel de energía en esta etapa.

El rápido crecimiento de la placenta y del feto pueden causar cansancio y desaliento. Entonces, debes descansar cada vez que puedas y acepta los ofrecimientos de ayuda que te hagan. Consulta siempre a tu médico, él sabrá decirte si el cansancio está en un nivel normal o si hay que tener algunos cuidados especiales.

Dolores de espalda 

Al final del embarazo el peso del útero produce cambios en la postura que pueden causar dolores de espalda. Procura pararte recta y usar zapatos cómodos. Recuerda que el descanso, los masajes en la espalda y los pañitos calientes te ayudarán a aliviar el dolor. 

Necesidad frecuente de orinar

La vejiga también sufre las influencias de las hormonas, combinado con un aumento de los fluidos del cuerpo y, por ende, una mayor producción de orina. Evita el consumo de bebidas como té o café, pues éstas tienen un efecto diurético.  Trata de vaciar la vejiga en cuanto sientas la necesidad. Si al orinar experimentas molestias o ardor, consulta a tu médico, pues podría tratarse de una infección urinaria.

Flujo vaginal más abundante

Los cambios hormonales también pueden causar un aumento en el flujo. Por lo general se trata de una secreción blanca y con textura cremosa. Te recomendamos usar ropa interior de algodón. 

Este flujo no debe producir olor, irritación o rasquiña, si presentas alguno de estos síntomas o cambios en el olor y cantidad del flujo, consulta a tu médico para que te revisen y verifiquen que no hay una infección.

Dolores de cabeza

Pueden aparecer dolores de cabeza por el aumento del volumen de la circulación sanguínea y la disminución de la glucosa en la sangre.

Puedes seguir estos consejos para disminuirlos: Comer varias comidas al día, hacer ejercicio moderado para facilitar la circulación sanguínea, hacer masaje en la cabeza, descansar y colocar compresas frías en la frente.

Recuerda que todos los organismos son diferentes y puedes experimentar algunos de estos síntomas o ninguno. Te recomendamos que durante el embarazo tengas hábitos de vida saludables y que asistas a los controles y ecografías con tu médico de confianza.

¿Cuándo consultar?

Ten en cuenta durante el embarazo que si alguna de las siguientes situaciones se presenta, debes llamar a tu médico o consultar un servicio de urgencias.

- Sangrado o secreción que sale de la vagina.

- Hinchazón repentina o extrema de la cara o los dedos.

- Dolores de cabeza fuertes y seguidos, que no se te quitan.

- Náuseas y vómitos permanentes.

- Vértigo

- Visión débil o borrosa. 

- Dolor o calambres en la parte baja del estómago. 

- Fiebre o escalofríos

- Si notas cambios en los movimientos de tu bebé.

- Orinas menos o sientes ardor al orinar. 

- Cualquier enfermedad o infección  

- Cualquier molestia sobre la que tengas dudas.